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Cantata 186: No se conturbe mi corzón
Kantata 186: Ärgre dich, o Seele, nicht
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig

Escrita en Weimar en 1716 como música de adviento, Bach la revisó en Leipzig en 1723 para el séptimo domingo después de la Trinidad. De estas versiones sólo se conserva la segunda.

La obra se divide en dos partes, de seis movimientos la primera y de cinco la segunda. El texto del coro de apertura alude a las dudas sobre la divinidad de Cristo que, según San Mateo, conturbaron el alma de Juan el Bautista en prisión. El resto de la cantata comprende cuatro arias precedidas cada una de un recitativo, más dos corales, uno al final de cada parte. La idea fundamental que preside estos diez movimientos es el milagro de la multiplicación de los panes y los peces; idea representada por los contrastes entre la penuria y la abundancia, el hambre y la hartura. Lo cual se refleja en el acompañamiento instrumental de las arias: de los dos instrumentos del continuo (chelo y órgano), que constituyen el único acompañamiento de la primera, pasamos al trío (oboe y continuo) de la segunda, el jovial acompañamiento de las cuerdas de la tercera y, finalmente, el grupo completo de las cuerdas con oboes y continuo de la última, que es un dúo para soprano y contralto

Después de una introducción instrumental, el primer coro entra con un pasaje que traduce las dudas que agobiaron a Juan el Bautista. En este coro y en las arias Bach combina con mucho ingenio los principios de composición instrumental y vocal; y en cada uno de los recitativos permite que la declamación se convierta al final en arioso. Esto último ocurre cada vez que Bach necesita darle realce a la interpretación de las palabras. Ambas partes de la obra terminan sobre una estrofa del himno "La salvación nos ha llegado". En los dos casos el cantor armoniza la estrofa como coral, y ambas veces emplea una escritura inusitadamente refinada. Mientras la melodía del himno es cantada por las sopranos y las tres voces inferiores se oponen a ella de manera contrapuntística, el compositor asigna al acompañamiento instrumental un papel independiente y variado. La cantata termina así con el mismo derrocha de ingenio y de ciencia con que había comenzado.



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