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Cantata 157: No te dajaré, si no me bendices
Kantata 157: Ich lasse dich nicht, du segnest mich denn!
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig

Esta obra la compuso Bach en 1727 para el servicio fúnebre del chambelán Johann Christoph von Ponickau. El libreto no alude al entierro porque el Cantor, sin tiempo para escribir dos cantatas, necesitaba un texto que, con pocos cambios, le sirviera también para al fiesta de la Purificación. De hecho, hizo ejecutar la cantata en Leipzig durante la misa consagrada a esta fiesta, y el domingo siguiente, en Pomssen, como parte del oficio fúnebre. La obra es para tenor y bajo, con un coro a cuatro voces en el himno final.. Los instrumentos son: flauta, dos oboes, dos violines, viola y continuo.

Se inicia con un dueto de los solistas. El texto es el versículo 26 del capítulo 32 del Génesis. En Peniel, Jacob lucha hasta el amanecer con un desconocido (un enviado de Dios en realidad) y este le dice: "Déjame, porque raya el alba", y Jacob responde: "No te dejaré, si no me bendices". Las dos voces, acompañadas por los vientos y las cuerdas, cantan en canon. El propósito de este canon no es otro, desde luego, que sugerir el diálogo entre Jacob y el ángel. El segundo movimiento es un aria del tenor que, con el oboe d'amore y el continuo como acompañamiento, prolonga el tema del dueto. La palabra "halte" (sostenlo") y "Gewalt" (pujanza) las ambienta Bach con rápidos adornos. Observa Murray Young que Bach, en su premura, se mostró indeciso sobre cómo combinar el alegre motivo indicado por el texto con el tono sombrío de la música.

El siguiente movimiento es un recitativo del tenor quien, con el apoyo de las cuerdas, le suplica a Jesús que le otorgue su consuelo. El cuarto, a cargo del bajo, es un complejo movimiento en cinco secciones: aria, recitativo, arioso, recitativo, y aria. La flauta, sostenida por las cuerdas, toca una especie de canción de cuna que Schweitzer califica de "rondó celestial" y que ilustra las palabras "Ja, ja, ich halte Jesum feste (Sí, sí, sostengo a mi Jesús firmemente). A lo largo del canto, el solista expresa su fe inquebrantable; una fe que abarca incluso la muerte. El coral conclusivo es la estrofa sexta del himno de Christian Keymann "No abandono a mi Jesús". Su sencilla melodía confirma el sentido global de la cantata.



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