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Cantata 138: Por qué se aflige mi corazón
Kantata 138: Warum betrübst du dich, mein Herz?
Cantata Religiosa Compuesta en Leipzig

Tres estrofas del himno "Por qué se aflige mi corazón", atribuido al famoso poeta artesano Hans Sachs, se incluyen en el libreto de esta cantata para el decimoquinto domingo después de la Trinidad, estrenada en 5 de septiembre de 1723. Tales estrofas son la base de los movimientos I, III y VII. Los movimientos II, IV, V y VI no se refieren a las otras estrofas del himno sino a pasajes bíblicos afines. Los tres primeros movimientos (coral con recitativo para contralto, recitativo para bajo y coral con recitativos para soprano y contralto) expresan ideas de duda y de temor. Los cuatro restantes interpretan por el contrario la serenidad que otorga la fe.

La obra se inicia con un diálogo entre los cristianos, representado por el coro, y el corazón, encarnado por la contralto. Esta última traduce en forma de recitativo un texto de pesimismo extremo, que el desconocido libretista interpola en el himno de Sachs. Dos de las principales ideas musicales desarrolladas por el coro aparecen ya en la introducción instrumental, que prescribe dos oboes d'amore, cuerdas y continuo. Dos violines exponen alternadamente una melodía adolorida, mientras la línea del continuo sugiera la incertidumbre. El recitativo del bajo, que no hace más que prolongar la duda dolorosa, conduce al segundo coral cuyo texto es una paráfrasis del versículo de San Mateo que dice: "Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan..." Pero enseguida, en otra interpolación, y dentro del mismo movimiento, un recitativo para soprano reitera la queja del alma recelosa: "La humanidad es menos afortunada que el resto de la creación". El coro intenta de nuevo recordar la certeza de la protección divina, pero es interrumpido por un segundo recitativo, esta vez en la voz de la contralto, que reanuda el lamento. En el recitativo para tenor (IV) se disipan definitivamente la duda y el temor: "Si el Señor está conmigo nada perturbará mi sosiego". Este recitativo desemboca en un aria radiante ("Mi firme esperanza reposa en Dios") que Bach confía al bajo. El sexto movimiento es un recitativo para contralto que trae un momento de serena reflexión entre el aria resonante y el jubiloso coral conclusivo. Muy distinto de los sencillos corales con que generalmente concluyen las cantatas, este movimiento lo concibe el Cantor en el estilo de muchos de sus coros iniciales, con una brillante introducción orquestal y una escritura ricamente matizada.



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