Esta obra fue escrita hacia 1730 para una ocasión no especificada. Su amplia concepción permite suponer sin embargo que debió tratarse de una fiesta particularmente importante como, por ejemplo, un servicio de acción de gracias. Pertenece al tipo de las cantatas-corales, poco frecuente en aquel período de la carrera de Bach. Pero a diferencia de las cantatas-corales de años atrás, en ésta el Cantor emplea sin cambio alguno las nueve estrofas de un himno de Johann Jakob Schütz; y sólo en tres de sus movimientos, el primero, el cuarto y el último, utiliza la melodía del coral. La reaparición del verso "Glorifiquemos a nuestro Dios" al final de cada estrofa, le permite obtener un efecto ingenioso mediante el empleo en cada caso de diferentes medios musicales. Igualmente inusitada es la ubicación de un coral en el centro de la cantata como movimiento cuarto, a manera de piedra angular de un arco gótico con pilastras casi simétricas a cada lado.

El primer movimiento es un coro edificado sobre expresivos contrastes entre las voces y la orquesta. Su música la emplea Bach de nuevo, con texto diferente, al final de la cantata. El segundo movimiento es un recitativo que se convierte en arioso y conduce a un aria para tenor con dos oboes d'amore y carácter de amable siciliana. Después del mencionado coral, Bach repite el procedimiento de la primera parte. En efecto, el movimiento quinto es un recitativo para contralto que se transforma en animado arioso. Pero enseguida, y en lugar de una sola aria, sitúa Bach dos arias consecutivas: la primera para bajo, adornada por un violín concertante, y la segunda para contralto con acompañamiento de flauta y cuerdas. En esta última el canto de "alabanza y gloria" alcanza su punto culminante de expresión conmovida sobre un pausado ritmo de danza. Un breve recitativo para tenor precede al coral conclusivo cuya música, como dijimos, es la misma del coro de apertura.