Compuesta para el día de la Ascensión de 1724 , en ella emplea Bach el texto de un autor desconocido en quien se ha creído reconocer a un teólogo: acaso Christian Weiss. La obra es para cuatro solistas vocales, coro, dos oboes d'amore, cuerdas y continuo consta de seis movimientos (coro, aria para tenor, coral para soprano y contralto, recitativo y aria para bajo y coral). El coro establece la idea central de la cantata con el versículo del Evangelio según San Marcos, que dice: "El que creyere y fuere bautizado se salvará para siempre". Los movimientos segundo, cuarto y quinto desarrollan esa idea; el tercero y el sexto la confirman, aunque con un carácter de plegaria colectiva. A cierta intransigencia dogmática de texto atribuye Whittaker el que la cantata, a pesar del innegable interés musical de algunas de sus partes, no se sitúe entre las obras mayores del género.

El movimiento más importante es el coro inicial, cuyo rico material temático es expuesto principalmente por los instrumentos. El aria del tenor no aparece completa en la partitura; le falta la parte del violín que, con la ayuda de las partes del tenor y el continuo, pudo ser reconstruida. Del resto de la obra lo más notable es el primer coral, basado en la melodía de Nicolai "Cuán hermosa brilla la estrella matutina", con la estrofa quinta del himno "Nuestro Dios y Padre, héroe poderoso". En este coral el himno no es confiado al coro, como era lo habitual, sino a la soprano, a la que acompañan la contralto y un continuo de chelo y órgano. Con sus escasos instrumentos la cantata conserva en todo momento un carácter de música de cámara que, por su virtud evocadora, hizo decir a Schweitzer que "en esta música hay algo como la visión de un cielo azul".