Destinada al decimocuarto domingo después de la Trinidad, esta obra se estrenó el 29 de agosto de 1723. El libreto se inspira en el Evangelio para ese domingo, que evoca la curación de 10 leprosos según San Lucas y también en la Epístola a los Gálatas, en la que San Pablo amonesta a sus lectores acerca de las obras de la carne. El anónimo libretista no economiza palabras para describir todas las llagas, todos los extravíos, la mortal enfermedad de un mundo que sólo Jesús puede curar, así como curó a los leprosos que salieron a su encuentro entre Samalia y Galilea.

La cantata se inicia con un coro cuyo texto es el siguiente versículo del Salmo 38: "No hay nada sano en mi cuerpo, a causa de tu ira; no hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado". Con estas palabras compone Bach una doble fuga para coro, con acompañamiento de oboes y cuerdas. Y agrega la melodía de un conocido himno de contrición, anunciado por el continuo en los compases iniciales y luego expuesta por un coro de trombones y flautas dulces. Los violines y el oboe subrayan el lamento. Pero éste se interrumpe cuando el texto menciona la palabra "Friede" (paz). La parte central de la partitura está formada por dos arias precedidas de recitativos. En el aria del bajo, los instrumentos del continuo dibujan figuras obstinadas, con ritmo sincopado, para sugerir la impotencia del pecador. La segunda aria, confiada a la soprano, produce un efecto de contraste con su ritmo de danza, su clara estructura periódica y su parte instrumental dividida en dos grupos: uno de flautas, el otro de cuerdas y oboes. El coral conclusivo, sobre la melodía del himno "Alma mía, regocíjate". está consagrado también a la acción de gracias que constituye el tema central del relato evangélico.